Diego Matturro presenta «Conflicto de Intereses», su nuevo álbum
«Conflicto de Intereses» es el nuevo álbum de Diego Matturro, canciones de pop-rock potente con sonido contundente y mensajes claros, sin medias tintas, directo y seguro. Son historias reales de personajes que habitan en el autor y juntos forman un conflicto aún sin resolver.
“¿Cómo hacer para poder vivir de lo que me gusta hacer?
Este álbum representa mi vida actual, mis gustos artísticos, mi manera justa de pensar y mi manera objetiva de expresar lo que soy. Haciendo énfasis en esa objetividad elegí 4 personas del ambiente cultural con las cuales no tengo vínculo afectivo-personal y les pedí que opinen, escriban, hablen de lo que les genera la primera escucha de mi nuevo álbum, pero, que lo hicieran con total y absoluta objetividad.
Es así que atrevidamente y agradecido les comparto las siguientes opiniones sobre mi universo, esperando que cada uno pueda escuchar mi nuevo álbum y así generar su propia opinión.”
Liber Aicardi:
“Volví para decirte: voy a poner una bomba, van a volar por los aires y ¡chau!” son los primeros versos de “Egoísta”, el tema que abre “Conflicto de intereses” y, además, los que marcan buena parte del clima general del segundo álbum de Diego Matturro, donde las letras – más allá de la gran riqueza musical y de producción – acaparan la atención y la tensión. “Conflicto de intereses” es un disco “peleador”, en muchos de los aspectos. Peleador porque, especialmente, aborda de una forma visceral las relaciones personales (“Egoísta”, «De otra vida»), la coyuntura social de nuestro país (“Pantalla azul”), la defensa de su profesión (“Artista”), la doble moral de alguno que otro de sus colegas (“Falso hippie”) y de igual manera lo hace en sus canciones más sentidas (“Héroe”, “A otro lugar”), poniendo el corazón al frente, por delante de su voz. Por si fuera poco, la presencia de los invitados es la justa y necesaria, con Agarrate Catalina sumándole épica al coro final de «A otro lugar» y Alejandro Spuntone aportándole la impronta hard-rockera acorde a «Furia».
Matturro profundiza en esa veta de pluma punzante ya delineada en primer álbum – “Amigo imaginario” (2019) – y asume los riesgos como lo hacen los artistas de verdad, los que pelean por sus convicciones sin importar que ello pueda derivar, justamente, en un conflicto de intereses.”
Marcelo Fernández:
“Con este disco, Diego decidió emprender nuevos caminos con el equipaje más liviano. Y para eso debía sacarse de encima algunas cosas que normalmente pesan mucho e impiden que el viaje sea confortable. Declaraciones pendientes, rupturas demoradas, algún tratado de paz pendiente de firma, malos tragos sin digerir, broncas contenidas, inspiran algunos de los temas.
Pero no todo en este disco es un ajuste de cuentas con el pasado, también hay abrazos por estrenar, amores en busca del calor preciso para terminar de cocinarse y días mejores por venir. Lo mejor que le puede pasar a un artista es que sea muy fácil hacerse amigo de su obra y eso es precisamente lo que sucede con estas canciones”
León Barzi:
“Apenas suena la primera canción y aparece la voz de Matturro diciendo que va a poner una bomba, ya ahí el disco te atrapa sin soltarte hasta la última canción. Mezclando interesantes dosis de diversos estilos de rock con melodías pegadizas y un estilo de canción pop bien desarrollado se van sucediendo estos temas que, a diferencia del anterior disco (“Amigo imaginario”) donde la mirada personal sobresalía del resto desde lo político, lo sentimental, lo barrial y lo musical, acá todas las canciones tienen un receptor, a veces más directo que otras.
Electro rock, hard rock, pop punk, candombe beat, canción pop, todo eso aparece en este “Conflicto de Intereses” que seguramente a más de uno va a poner nervioso, pero simplemente es la voz de alguien que “quiere hacer canciones, quiere melodías”.
Algunas ya estaban sonando hace unos meses, pero acá en el todo se sienten como en su justo lugar. Tengo mis canciones favoritas, y algunas que merecen más atención aún, y solo voy a terminar diciendo que, si bien el comienzo es atrapante, el final es lacrimógeno y emocionante. Nueve canciones que desde el primer play que les puse no dejaron de sonar constantemente.
Belén Fourment:
El conflicto de intereses de Diego Matturro está puesto en cada una de las nuevas canciones, pero también en la línea que atraviesa, como un corte transversal, un disco directo en un mundo partido entre el rescate de la sutileza y el pantano de la literalidad. Está, sobre todo, en un giro estético que sirve de disparador de preguntas: ¿el cantautor tiene que morir abrazado a su guitarra y su raíz?, ¿lanzarse a la aventura del pop es sinónimo de ambición comercial?, ¿éxito es ser escuchado o éxito es seguir haciendo música?, ¿cómo se escribe una impresión objetiva de un álbum cuya canción central pregunta quién es el otro para venir a decir qué cantar?
Con el vigor de una energía rockera que deja en evidencia la influencia de Tato Cabrera y Fran Nasser, dos productores locales que a su manera articulan tendencia, actualidad y el sello de autor, Matturro puede tomar por sorpresa a más de un distraído. Se confiesa con urgencia en algunos momentos (“Egoísta”, “El artista”), se enoja y lo manifiesta con ironía o versos frontales (“Falso hippie”, “Furia”), y en el medio están las bocanadas evocativas (“De otra vida”, “A otro lugar”) para terminar de pintar un paisaje de claroscuros en el que, más allá de invitaciones directas, vale enfocarse en los detalles sonoros.
Los tiempos de Amigo imaginario quedaron atrás. Matturro, en medio del conflicto, está enfocado, y eso es lo que transmite un trabajo de tramposa circularidad. Casi al cierre de Conflicto de intereses dice: “Si me estoy equivocando, eso es algo que veremos al final”. Y sin embargo, la resolución del misterio ya estaba puesta en la primera canción, en el primer estribillo: allá a lo lejos se ve pista, y es el momento de aterrizar.